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19 de Noviembre de 2012

Los expertos aconsejan comenzar la prevención de la diabetes poco a poco

 

 

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A continuación, algunas sencillas formas para mantener la diabetes tipo 2 a raya

Diabetes tipo 2

Si no se controla, la diabetes puede arruinar la vida de las personas (robándoles su visión, su movilidad e incluso sus miembros), sin embargo, la verdadera tragedia de esta plaga de la actualidad es que su forma más común, el tipo 2, es prevenible en gran medida.

La diabetes tipo 2, típicamente provocada por una mala dieta y un estilo de vida sedentario, con frecuencia provoca ceguera, enfermedad cardiaca y renal, daños en los nervios, e incluso amputaciones.

La diabetes tipo 2, que antes se conocía como diabetes de inicio en la adultez debido a que raras veces se veía en los jóvenes, afecta actualmente a estadounidenses de todas las edades en los 50 estados, según las nuevas cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. En 18 estados, las tasas de diabetes se duplicaron entre 1995 y 2010, mientras que en 42 estados hubo un aumento del 50 por ciento, halló el informe de la agencia.

Las personas con diabetes no pueden transformar los alimentos en energía de forma adecuada. El resultado es que unos niveles nocivos de glucosa se acumulan en la sangre, en lugar de proveer energía para todo el organismo.

Un estilo de vida sano puede ayudar a mantener los niveles de glucemia en la normalidad. Esto conlleva controlar la presión arterial y los niveles de colesterol, permanecer físicamente activo, comer una dieta bien equilibrada y no fumar.

“Hay que mantener a los jóvenes activos y comiendo alimentos saludables”, enfatizó Nancy Copperman, directora de iniciativas de salud pública de la Oficina de Salud Comunitaria del Sistema de Salud North Shore-LIJ en Great Neck, Nueva York. “La prevención de la obesidad pediátrica es la forma más efectiva de revertir la epidemia de diabetes adulta”.

¿Hay que cambiar el estilo de vida personal y familiar de inmediato? No necesariamente. “Unos pequeños pasos pueden convertirse en grandes avances en la prevención de la diabetes”, aseguró Copperman.

¿No tiene tiempo para ir al gimnasio? Copperman sugiere incorporar tres periodos de actividad de diez minutos en el horario diario, haciendo cosas como subir por las escaleras, bajarse del autobús una parada antes o aparcar lejos del centro omercial.

“Un estilo de vida activo puede prevenir la diabetes”, aseguró.

Unos sencillos cambios en la dieta, como añadir frutas y verduras a las comidas y refrigerios, reducir los tamaños de las porciones usando platos y vasos más pequeños, compartir los platos en los restaurantes y reemplazar las bebidas endulzadas con agua o agua con gas de sabores, pueden reducir el riesgo de desarrollar diabetes, añadió.

Muchas personas no saben que tienen diabetes hasta que surgen síntomas como una visión borrosa o problemas cardiacos, así que averiguar si se está en riesgo de diabetes es importante.

Según los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU., las personas en mayor riesgo son las que tienen a partir de 45 años de edad, tienen sobrepeso o son obesas, tienen un padre o hermano con diabetes, y llevan un estilo de vida sedentario, lo que quiere decir que son moderadamente activos menos de tres veces a la semana. Las mujeres que tuvieron diabetes en el embarazo (diabetes gestacional) también están en mayor riesgo, al igual que los negros, los hispanos y los nativos americanos.

Pero unas pequeñas medidas pueden reducir ese riesgo. El Dr. Ronald Tamler, director clínico del Centro de Diabetes Mount Sinai en la ciudad de Nueva York, apuntó que la investigación ha demostrado que las personas en alto riesgo pueden prevenir o retrasar el inicio de la diabetes tipo 2 al perder el siete por ciento de su peso corporal si tienen sobrepeso, lo que equivaldría a casi siete kilos (15 libras) para alguien que pese 91 kilos (200 libras).

Los NIH señalan que dos factores claves para la prevención de la diabetes son realizar al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada (como caminar o montar bicicleta) cinco días a la semana, y comer una variedad de alimentos bajos en grasa y reducir la cantidad de calorías que se ingieren a diario.

Si necesita perder peso, fijar unas metas modestas y anotar los avances resulta útil. Anote lo que come y lo que bebe, y documente el peso que pierde. Tendrá que ingerir menos calorías de las que quema cada día. Además, coma unas porciones más pequeñas de alimentos ricos en grasas y calorías.

Averigüe cuántas calorías debe consumir a diario. Alguien que pese de 79.5 a 98 kilos (de 175 a 215 libras) que desee perder una o dos libras por semana no debe consumir más de 1,500 calorías y 42 gramos de grasa al día, según los NIH.

Reducir las calorías podría ser más fácil de lo que cree. Los NIH ofrecen algunas sugerencias sencillas:

•Sustituya los alimentos salados, grasosos o azucarados con verduras, frutas, frijoles y granos integrales.

•Añada sabor a la comida con hierbas, especias y aderezos bajos en grasa.

•Reduzca los aceites y las cremas grasosas añadidas.

•Cocine las carnes y pescados al horno, a la parrilla o al vapor en lugar de freírlos.

•Sirva varios alimentos de grano integral al día.

•Añada plátano o manzana en trozos al cereal.

•Sirva fruta en lugar de un postre rico en calorías, y si no puede resistirse a comer algún dulce, compártalo.

•Compre y prueba una fruta o verdura nueva. ¿Alguna vez ha probado las habas o la papaya?

•Coma en un horario regular, y no se sirva segundas porciones.

•Coma en familia la mayoría de días.

Aproveche las comodidades modernas. “Nunca coma frente a una pantalla (la televisión, la computadora, el iPad o el teléfono)”, aconseja Tamler. Pero si tiene un teléfono inteligente, aconseja descargar software gratuito para ayudarle a perder peso.

“Consiga un podómetro y úselo todos los días”, añadió. “Intente caminar 10,000 pasos cada día. Cuando cruzo el Parque Central de este a oeste, son unos 2,000 pasos”.

FUENTE: Nancy Copperman, M.S., R.D., C.D.N., director, Public Health Initiatives, Office of Community Health at the North Shore-LIJ Health System, Great Neck, N.Y.; Ronald Tamler, M.D., Ph.D., clinical director, Mount Sinai Diabetes Center, and associate professor, medicine, division of endocrinology, diabetes and bone diseases, Mount Sinai Medical Center, New York City;