Perfil clínico-epidemiológico de pacientes con endocarditis infecciosa, período 2003-2010 en el hospital de Temuco, Chile
La endocarditis infecciosa (EI) es una afección grave, que afecta al endocardio, especialmente a nivel valvular y que requiere de sospecha diagnóstica y tratamiento precoz por su alta morbi-mortalidad1. Tiene variadas formas de presentación y evolución, caracterizadas por un compromiso multiorgánico, dado por la agresividad del agente infeccioso causante2.
Característicamente existe formación de vegetaciones en la superficie de las válvulas cardíacas y más infrecuentemente en las cuerdas tendíneas, pared de cavidades y defectos interventriculares. Los agentes más frecuentes son el estreptococo viridans y el estafilococo3, pero en forma progresiva se describen nuevos gérmenes. El origen del foco infeccioso o una maniobra causal no se identifican en la mayor parte de los pacientes4. La incidencia en la población general permanece entre 1,7 a 6,2 por 100.000 habitantes/año en Europa y Estados Unidos de Norteamérica5. Estudios chilenos muestran una incidencia de 2-3 casos por 100.000 habitantes/ año, siendo una afección prevalente, con elevada morbilidad y una mortalidad que asciende a 25% en las series extranjeras y a 29% en Chile6. La terapia antibiótica tiene un rol crucial en el control y la eliminación de los gérmenes del organismo y del aparato cardiovascular.
Fuente: Rev Med Chile 2012; 140: 1304-1311