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30 de Diciembre de 2019

Una red de biobancos para Chile: investigar hoy, para curar mañana

El término biobanco es un concepto relativamente nuevo. La primera vez que se mencionó el término “biobank” en una investigación científica, data del año 1996, en la revista alemana Journal of Molecular Medicine (Berliner Klinische Wochenschrift). Posteriormente, en 1998, en un artículo danés se mencionó por primera vez el término biobanco en el título de la publicación. Tal ha sido su impacto hasta la fecha, que en el 2009, la revista “Time” eligió a los biobancos como una de las 10 mejores ideas que cambiarán al mundo. En la actualidad, al realizar una búsqueda en la plataforma de PUBMED, es posible encontrar aproximadamente 4.000 artículos con el término “biobank” en el título, observándose, además, un incremento marcado en los últimos cinco años.

Para el desarrollo de este artículo es necesario distinguir los términos biobanco y biorrepositorio. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define biobancos como “una colección de material biológico asociado a datos e información guardados en un sistema organizado para la población”. Por otra parte, un biorrepositorio se entiende como la infraestructura dentro de la cual se identifican, recopilan, almacenan y distribuyen muestras biológicas. Al mismo tiempo, la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC) usa el término “centro de recursos biológicos” para referirse a las colecciones de muestras de cáncer de origen humano. El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos de Norteamérica define a un biorrepositorio como “organización, lugar, pieza o contenedor donde las muestras biológicas son guardadas”.

Fuente: Rev Med Chile 2019; 147: 901-909. Santiago de Chile

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