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10 de Septiembre de 2013

Acreditación de los programas de formación de especialistas médicos. Declaración de la Academia Chilena de Medicina

El Poder Legislativo está deliberando sobre una eventual reforma a la ley de Aseguramiento a la Calidad de los Programas en la educación superior. La Academia Chilena de Medicina estima que una reforma o proyecto de Ley sobre el aseguramiento de la calidad de los programas de formación de especialistas médicos debe garantizar resguardos claros de la independencia de las entidades certificadoras respecto de las autoridades políticas, universitarias o de los prestadores de salud. La Academia piensa que las necesidades de especialistas del país deben ser abordadas con planes que no reduzcan los estándares formativos de los programas, respetando la diversidad y la pluralidad de las instituciones, intentando lograr siempre una atención de calidad asegurada.

La formación universitaria programada de especialistas médicos en Chile se inició hace 60 años y, la acreditación de los Centros Formadores, comenzó en 1980, por iniciativa de la Asociación Chilena de Facultades de Medicina(ASOFAMECH). Desde ese año, se cauteló celosamente las condiciones básicas de los programas y centros asistenciales en los que ellos se desarrollaban. Este proceso, pionero en la educación superior del país, fue de considerable beneficio para nuestra medicina al introducir requisitos de calidad en esta formación de postítulo y contener, dentro de lo posible, defectos del proceso formativo de especialistas. Desgraciadamente, en la última década, estos defectos se fueron reiterando y agravando. Nos preocupan especialmente la existencia de programas no acreditados o de jornada parcial, a veces insuficientes en recursos, desarrollados en centros formadores inadecuados o bajo la responsabilidad de personas sin entrenamiento en docencia; aceptación de un número excesivo de Residentes en relación a la capacidad de los centros formadores; exigencia a los médicos en formación de realizar labores asistenciales para compensar las carencias de personal de los establecimientos de salud, distrayéndolos de su objetivo formativo; exigencias de matrículas y aranceles induciendo a estos médicos a emplearse en trabajos paralelos a sus programas para poder financiarlos.

Fuente: Rev Méd Chile 2013; 14 (10)1: 1327-1328

http://www.scielo.cl/pdf/rmc/v141n10/art13.pdf