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3 de Abril de 2013

Perfil de riesgo de pacientes adultos sometidos a traslado secundario por móviles avanzados del sistema de atención médica de urgencia del Área Metropolitana

La necesidad sanitaria de trasladar pacientes, desde un centro hospitalario a otro, denominada traslado secundario, es una actividad realizada en diversos sistemas de salud. En Chile, el Sistema de Atención Médica de Urgencia (SAMU), como entidad dependiente del Ministerio de Salud, ha enfrentado los requerimientos de la población organizándose para realizar el transporte de pacientes, donde los más críticos son realizados por ambulancias denominadas “avanzadas”1-4.

El traslado secundario, se ha descrito como una actividad que no presenta gran diversidad de causas siendo la mayoría de ellas suplir la falta de recursos humanos o tecnológicos para una adecuada atención del paciente5. La decisión de transportar un paciente en estado crítico se basa en una evaluación de los beneficios potenciales del transporte y los posibles riesgos del traslado. Estas decisiones tienen como fin llegar a centros sanitarios que permitan asistencia adicional, ya sea técnica, cognitiva, o de procedimiento, que no se encuentra disponible en el centro de salud de origen6. En Estados Unidos de Norteamérica ha sido esencial la regulación del traslado de paciente en estado crítico; desde 1986 a través de las Sociedades Americanas de Cuidados Críticos y de Tratamiento de Emergencia Médica, se han generado normas sobre las responsabilidades de los miembros del equipo de ambulancias, las que incluyen evaluación del paciente previo a la iniciación del transporte, con el objetivo de garantizar la seguridad de éste durante el traslado7. Actualmente, las sociedades americanas, en conjunto con los colegios profesionales de cuidados críticos, establecen la necesidad de determinar los riesgos y los beneficios para el paciente que va a ser sometido a un traslado secundario. La Comisión de Acreditación del Sistema de Transporte Médico, estipula dentro de las normas Norteamericanas la evaluación de la condición hemodinámica del paciente como la primera actividad a realizar previo al traslado8. Estas normas son utilizadas en diversos países europeos, que exigen una evaluación estricta de los beneficios potenciales del traslado a un centro de salud versus los potenciales riesgos que adquirirá el paciente, teniendo como objetivo mejorar el pronóstico de éste9-11. Utilizar sistemas de clasificación de gravedad, permite identificar grupos de pacientes complejos que requieren un nivel de cuidado mayor durante el traslado12.

Los factores que aumentan el riesgo del paciente trasladado se han organizado en base a tres aspectos: Riesgos del transporte, Características biomédicas del paciente, Evaluación del estado de gravedad13.

Los riesgos del transporte se basan en cambios bruscos de movimiento (aceleración y desacelaración), detectados por sensores propioceptivos y barorreceptores que desencadenan respuestas correctoras reflejas13, movilizar a un paciente conlleva efectos hemodinámicos, que provocan redistribución transitoria de la sangre y otros fluidos, pudiendo ocasionar alteraciones como el aumento de presión venosa central y de la presión intracraneana14. Evaluar el riesgo del traslado secundario requiere conocer la duración de éste para determinar alteraciones fisiopatológicas provocadas por los movimientos del transporte terrestre.

Dentro de las características biomédicas, la comorbilidad siempre influye en el pronóstico de gravedad del paciente15, proporcionando un sustrato orgánico que favorece la instalación de nuevas enfermedades, lo que genera una condición de desventaja orgánica16.

La edad y el género, son condiciones que se relacionan con diversas patologías, un estudio canadiense analizó las diferencias de género y edad en relación a morbimortalidad, concluyendo; en los pacientes mayores de 50 años las mujeres presentan menos probabilidad que los hombres a ser admitidos en la UCI, pero cuando se hospitalizan, presentan más probabilidad de morir que los hombres17.

Otro aspecto a evaluar en el paciente trasladado es el apoyo hemodinámico y ventilatorio requerido durante el transporte, definidos como factores de riesgo durante el traslado según diversas publicaciones18-22.

Diversas escalas e índices pronósticos de mortalidad han sido desarrolladas para lograr cuantificar objetivamente la gravedad del paciente crítico y estimar la probabilidad de muerte que presenta según su estado clínico23,24. Para simplificar las escalas de gravedad, se han validado “scores” de evaluación rápidos, que no requieren exámenes. Estos “scores” han resultado muy útiles en la evaluación de pacientes que requieren un traslado secundario, dada la necesidad de una valoración rápida del estado de gravedad del paciente25-27. El año 2004, se creó el Rapid Emergency Medicine Score (REMS) el que evalúa 6 parámetros28, con un rango de puntuación de cada variable de 0-4, excepto para la edad, que es de 0 a 6, clasificando al paciente en alto riesgo (sobre 13 puntos), intermedio (entre 6 y 13 puntos), bajo riesgo (bajo 6 puntos). Los puntos de cohorte se determinaron por el momento en que se genera aumento de mortalidad, donde el paciente que cae en alto riesgo presenta un riesgo de mortalidad entre un 17 a 20%29. Posteriormente, se validó el REMS para la evaluación de los pacientes en estado crítico que requieren de un traslado, en diversos países11,28,29.

El objetivo de esta investigación es la obtención de un perfil de riesgo de los pacientes sometidos a traslado secundario, que permita estratificar grupos de gravedad y disponer de indicadores de calidad de atención con el propósito de mejorar el modelo de gestión en red de los servicios de salud, con énfasis en la estandarización, aumentando la eficiencia, eficacia y efectividad en la resolución de los problemas de salud.

Fuente: Rev Med Chile 2012; 140: 1297-1303

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872012001000009&lng=es&nrm=iso&tlng=es